EMEEQUIS.– Han pasado 15 años, pero a Juan Manuel Estrada, activista galardonado con el Premio Nacional de Derechos Humanos, aún se le escucha la frustración en la voz: estuvo muy cerca de desmantelar por completo una red de prostitución infantil en Acapulco, Guerrero, pero la corrupción del municipio se lo impidió.
“¡Les dimos todo y no hicieron nada!”, se exaspera el defensor de derechos humanos durante la entrevista con EMEEQUIS. “Nos tomó años una investigación sobre lo que pasaba en Acapulco y los municipales dejaron libres a los culpables”.
Esa investigación de la que habla Juan Manuel Estrada inició entre 2002 y 2003 contra una red de pornografía infantil en Jalisco encabezada por el mexicano Alfonso Arciniega y los estadounidenses Phill Anthony Simone y Thomas E. Grisardy. Y se extendió hasta Acapulco, donde descubrió una madeja de turistas sexuales, empresarios de giros negros, policías y funcionarios coludidos.
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